Nadie est condenado a enfermar. Nadie est predestinado a engordar. Nadie est obligado a vivir deprimido. Pero algo no funciona. Cuanto m s nos esforzamos, a menos cosas llegamos y, por poco que comamos, siempre volvemos al mismo peso. En la rueda de h mster, los d as se repiten id nticos, y querer, disfrutar y crear termina por hacerse cansado. Al final, nos resignamos e intentamos ser lo m s felices posible con...