Sab a que era una locura aceptar la herencia de mi amiga Judith. Sab a que aquello me acarrear a enfrentamientos que no buscaba, sobre todo con mi madre y con Unai, dos personas con las que nunca me hab a llevado bien y que, ya iba siendo hora de poner en su sitio. Por supuesto que sab a que la decisi n de quedarme en Los Sauces traer a consecuencias en mi matrimonio, y no buenas precisamente. Me dio exactamente igual. Para ser sincera, hasta lo deseaba...