"Es muy peligroso asomarse al borde de un acantilado y sostenerle la mirada al mar. Si lo haces, los pies comienzan a balancearse solos y de ah a dar un paso no hay nada. Es cierto que siempre decimos que a la mar no se le puede perder la cara, pero hay que estar muy preparado para sostenerle la mirada y no caer en el embrujo de las sirenas que asoman sobre las espumas que braman o para que no se apoderen de nosotros los terrores de las aguas y el...