Pr?logo por Roberto CignioniNo es a?n la carne extenuada la que se posa en un nombre imperecedero
Ni una fr?gil y afiebrada frente aquella que sue?a en las plegarias del amor
Ni es alguna de las palabras conocidas la que toma para s? la respiraci?n de la tierra
Hasta ense?ar la peque?ez del hombre en la intemperie irrevocable S?lo el resplandor azaroso de un camino a tientas que nada recoge y jam?s arriba
Para que al vagar...
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