Ana Bardo Montejo, de once a os de edad, desaparece de la plaza del pueblo castellano donde vive. Es el d a de fin de curso, pero se ha levantado con fiebre y no ha podido acudir ni al colegio ni a la posterior comida. Despu s de comer, y cuando la fiebre ha remitido algo, su madre la deja salir a la plaza que hay frente a su casa, donde la cobertura m vil es estable. Es la nica manera de hablar con sus amigas. Es la nica ni a viviendo en el pueblo, por lo que su conexi n con el mundo exterior es el m vil.
Cuando su madre despierta de la siesta, no encuentra a Ana. La busca por todas partes, pero parece haberse volatilizado. La denuncia de la desaparici n llega a la Unidad Central Operativa de Salamanca, liderada por la teniente V zquez, una mujer de cincuenta a os aquejada por los sofocos de la menopausia y con un sentido del humor bastante peculiar. Junto a su grupo de trabajo, conformado por el sargento Queiz n, quien atraviesa un dif cil momento en su vida; el cabo Mu oz, diagnosticado con Asperger; la cabo Garc a, con una personalidad obsesiva y paranoica; y la reci n llegada Arribas, ilusionada por haber conseguido entrar la Unidad, V zquez se enfrentar primero a la desaparici n de la menor y, m s tarde, al hallazgo de su cad ver. Sin pistas, sin sospechosos, con un pueblo al que van llegando los veraneantes, el equipo afrontar un caso complejo, con un asesino que, en primera persona, ir narrando la secuencia de acontecimientos que le llevaron a acabar con la vida de Ana Bardo Montejo.