Seguro de s? mismo, atractivo, inteligente, rico y habituado a dar ?rdenes que son r?pidamente obedecidas, Alec no pod?a creer que la chef deslenguada de su hotel tuviere el descaro de contradecirle, reprenderle e incluso mostrarse en exceso mordaz en cuanto cruzaban dos palabras y que, para colmo, eso le gustase m?s de lo racionalmente comprensible. No consegu?a mantener el control de sus sentidos y deseos de hombre cuando la ten?a cerca. Ignorando...