Tras el quinto sorbo al Kas me dieron ganas de mear y bendita la diminuta vejiga de un ni o. De camino a los lavabos, con la cremallera del inocente pantal n corto todav a abierta, apareci la imagen. Destellos de luz dorada y cantos angelicales iluminaron el pasillo y el videojuego de mi vida mostr el primer logro desbloqueado en mitad de la pantalla. Entre bidones de cerveza y una pila de listines telef nicos desfasados, surgi un p ster del...