Dos momentos muy emotivos y poderosos enmarcan la vida de la mayor a de las personas. Una es la emocionante experiencia de mirar al beb reci n nacido envuelto en una c lida manta con una cara de inocencia, asombro, confianza total y necesidad de amor ilimitado para sobrevivir. La segunda experiencia, probablemente la m s dram tica, es estar presente en el momento de la muerte de alguien, ya sea un pariente, un amigo cercano, un colega de armas, incluso...