La destrucci n de una aldea fue el comienzo de todo, el asedio era perene, para los aldeanos que estaban siendo asaltados, los d as de ataque parec an no acabar. Aquellos infortunados, con desesperaci n, ped an auxilio a sus aliados, todo fue en vano, porque ellos tambi n lo requer an. Todo el conjunto de comunidades vecinas fue atacado, no hubo un grano de arena en el reloj que tuviera reposo, d as, tardes, noches completas se experimentaba lo...