Como mariposas de oto o. As caminamos, desorientados, cegados, como posesos, sin un objetivo claramente definido, todos los humanos por alguna u otra raz n, en ciertos momentos de nuestra existencia. Como si nuestra naturaleza pendiese sujeta a una mecha de p lvora encendida. Con ambos pies al borde de un precipicio, circundados de vac o, y con la vida y la muerte al fondo. Cambiantes espacios, metamorfoseados seres, en un tiempo que entendemos lineal;...