No hay nada que una y vertebre estos cuentos.
No s lo que relaciona a un hombre que quiere elegir el escudo para su bandera, a una pandilla de ni os tan crueles como solo los ni os pueden serlo, a un superh roe pajillero, a un juez con mala dentadura o a un poeta japon s que resulta ser mejor funcionario que escritor.
No hay mucha m s relaci n. As que si me preguntas d nde va este libro, la nica respuesta sincera tiene que ser manzanas...