Dirigir un coro es una experiencia m?stica, casi m?gica. No exenta de riesgos emocionales y altamente adictiva. Para cualquier director o directora que haya ejercido delante de una formaci?n de canto compartido, no hay salida indemne del h?bitat coral.
Tras 30 a?os dirigiendo coros de todo tipo, condici?n y nivel me gustar?a compartir con todas las personas que tengan a bien tener este libro en sus manos, mi balance personal e intransferible si bien con la subjetividad justa para no caer en demasiado en la opini?n y apoyarme en la medida que me sea posible en el criterio.