Vive una vida que ni la muerte puede detener. Tu mayor ministerio es hacia las personas que te rodean.
La verdadera influencia deber a aumentar a trav s de las vidas de aquellos en quienes has invertido, incluso despu s de que hayas fallecido. Nuestro mejor ejemplo de esto es Jes s. l nunca escribi un libro ni viaj fuera de Israel, pero pudo utilizar a un grupo de once seguidores para crear el movimiento m s grande y m s influyente...