A ocho kil metros de Medell n, a mitad de camino entre Envigado y Sabaneta y a mano izquierda yendo (o derecha viniendo), entre naranjos, mangos y limoneros en un altico se alzaba Santa Anita: alegre, limpia, hermosa. Desde la carretera la ve amos y desde su corredor delantero nos ve an: " Ah vienen, ah vienen ", dec an el par de viejas aterradas. "S , ah vamos, y qu ". En un Fordcito que alcazaba los setenta kil metros por hora en plano,...