Todo creyente y ministro genuino en la actualidad, anhela fervientemente vivir y ministrar en la misma presencia de Dios. Desea tener una verdadera y cotidiana comuni n con el Esp ritu Santo. Aunque no debemos olvidarnos, como indica su propio nombre, que el Esp ritu, es Santo. Sin santidad nadie ver al Se or. En este libro el autor razona en la base b blica acerca de Dios como nuestro Padre celestial, la relaci n inseparable que ten a Jes s con...