Todo ha cambiado. Con la muerte de un miembro del clan cerni ndose sobre l, Llewellyn se encuentra frente a frente con una decisi n imposible. Permitir que Alana realice el ritual, a sabiendas de que los integrantes del clan probablemente pedir an su sangre o enviarla lejos al otro lado del mar y enfrentar solo la ira del propio clan. Sabiendo ahora que el clan nunca le permitir aparearse con ella, l cree que no tiene otra opci n que enviarla...