Querido Equis: All va mi primera carta. La empiezo record ndote la condici n sine qua non de mi compromiso epistolar, a saber: que esto no ha de leerlo nadie m s que t . S lo con la seguridad de que humanos ojos, fuera de los tuyos de rat n, no han de ver el contenido de estas cartas, puedo ser, como me propongo, absolutamente sincero al escribirlas. A cambio de la solemne promesa de tu discreci n, nada te ocultar , ni aun aquello que recelamos confiar...