El personaje retratado en los cuatro relatos de este libro no existe per se, Perseo que no fund? Micenas, pero asisti? a cenas d?nde dej? su impronta como improvisador gracioso y ocurrente, currante del ingenio s?bito, su hito no montar jam?s en c?lera, ese caballo debocado, desbrocado y abocado a la tragedia. Lo suyo era la comedia comedida, comedia casi divina que devino paradigma digna de figurar en los anales banales de la cuadrilla de amigos...