Esa ma ana comenz como tantas otras que fueron y que ser n, el despertador marc las 05:00 AM, mientras un rayo de sol impertinente se asom por un hueco que ten a la cortina de su ventana. Jennifer sinti el calor sobre su rostro y sumado al concierto que daba el reloj, tuvo una sensaci n de agrado por contactarse con el astro rey. El desaf o de comenzar un nuevo d a y la tragedia que supone despertarse, a n m s dejando atr s una actividad tan reconfortante para el cuerpo. Transitar un estado de vig a, que lo nico que hac a era cansarla, para encontrarse con un futuro incierto cada ma ana no era algo que la motivara, pero as siempre hab a sido su vida y ten a la triste intuici n de que eso no iba a cambiar jam s. La dualidad al levantarse de la cama era diaria ella ten a varios argumentos a favor y pocos en contra, como cualquier tema bien estudiado y abierto a debate, siendo el m s importante de todos el siguiente: le encantaba dormir. Si fuera por ella, dormir a las doce horas de corrido, cada uno de los d as por el resto de su vida. Es m s, en sus d as libres tambi n guardar a en su apretada agenda unas horas extras para dormir. Esto le hab a tra do algunos problemas con sus amistades, y sobre todo con su novio el cual siempre le reclamaba m s tiempo, que dejara de dormir y estuviera con l. Pero hoy era un d a especial, su cumplea os n mero dieciocho. Por fin A diferencia de la mayor a de las chicas de su edad, Jennifer no anhelaba la tan preciada independencia para sentirse mayor, ya que hac a tiempo que se manejaba sola. Ella quer a tener dieciocho a os para poder viajar sola, recorrer las provincias, conocer el mundo o por lo menos, lo que ella imaginaba que era recorrer el mundo. Simplemente tomar un micro de mediana distancia, un pasaje para el cual ya estaba ahorrando. Su idea era tomar un micro hasta Chascom s, pasar el d a all y volver. No era pretencioso, pero ten a un plan, un futuro por el cual levantarse, y eso era lo importante. El verano promet a momentos intensos para ella. Hoy, adem s de ser su cumplea os, ten a que inscribirse en el CBC para hacer su carrera. Lo m s lindo para ella ser a compartir ese d a con su amigo Jonathan ya que ambos iban a cursar juntos. Hab a perdido la cuenta de las veces que hab an hablado sobre ste momento. El poder llevar a cabo finalmente su inscripci n, tantas ma anas camino al colegio juntos charlando de la gran empresa que iban a tener cuando sean grandes. Una vez so aron que ten an un edificio entero en el microcentro con sus nombres: "El emporio de la Moda de Jenny y Jonny". No era un nombre muy original, pero no les importaba, les encantaba so ar juntos, ya que era la nica manera que ten an para escaparse de tanta desdicha a su alrededor. Uno era el remedio del otro, cuando estaban juntos aliviaban todos sus males. Empezar una carrera era algo muy importante, toda su vida hab a quer a ser dise adora de indumentaria. De ni a se pasaba horas haciendo distintos enteritos para su gatita Ingrid y para tantos otras mascotas que no ten a pero jugaba a que exist an. Realmente no ten a claro de d nde hab a sacado su vocaci n por la indumentaria, era como algo bajado del cielo. En su casa seguramente no le hab an inculcado algo as , ya que tanto su padre como su madre eran empleados p blicos, l se dedicaba a mantener los sem foros de las calles y ella era una administrativa en una agencia que se dedicaba a algo que Jennifer nunca se acordaba. Si, efectivamente era m s lindo pensar que era una inspiraci n celestial.
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