Irene ten a los ojos del color de las arenas del desierto y el cabello negro como las noches sin luna. No tendr a m s de 16 a os cuando Allah quiso ponerla en mi camino. Conocerla supuso para un hombre curtido en la guerra, hastiado del rencor y la rabia durante d cadas, como una lluvia fresca de roc o en la madrugada. No miento si digo ante los ojos del Poderoso que de todas las figuras que este servidor de Allah ha tenido la dicha y el infortunio...