La vida es impredecible, pero siempre tenemos que estar dispuestos a aceptar nuestro destino sea cual sea, especialmente cuando ya esta marcado tanto por la felicidad o por las tragedias. Este es el caso de un exboxeador que cayo en el deseo y en las trampas del juego. Un juego que lo llevaba ganando hasta que no sigui? las reglas, ?l pensaba que estaba haciendo lo correcto y termino casi llorando l?grimas de sangre por sus malas decisiones. Pero...