Una historia ilustrada de modo muy original y creativo, para charlar sobre c?mo tolerancia no significa necesariamente amistad
Eva era como todo el mundo, salvo por esa cola de dinosaurio con la que naci?. Sus padres dudaban de si deber?a ir a la escuela. La peque?a, deseosa de aprender y tener amigos, impuso su voluntad: ir?a a clases. Todo marchaba a la perfecci?n: le gustaban las lecciones y los compa?eros le ca?an bien. Hasta que lleg? Memo, quien se burlaba de ella sin el menor empacho. Este ni?o cruel s?lo estaba enojado: mientras Eva era feliz con su cola de dinosaurio, ?l odiaba su enorme cresta de saurio.