Cuando uno estudia la psicolog a criminal, llega forzosamente a la conclusi n de que la m s peligrosa de todas las mentalidades es la del hombre desmesuradamente ego sta. Es este un hombre que ha perdido su sentido de la proporci n. Su propia voluntad y su propio inter s han borrado en l toda conciencia de sus obligaciones hacia la comunidad. El car cter impulsivo, los celos, la sed de venganza, engendran el crimen; pero el ego smo llevado hasta...