A la t trica luz de parpadeantes antorchas, el exaltado grupo de cazadores se entreg fren ticamente a derribar con dardos grandes murci lagos, devoradores de fruta, y a rematarlos con los pu os. La atm sfera de la cueva bull a con el griter o y el chapoteo de los hombres, el chillido de los murci lagos y el lanzamiento de mort feros dardos. Entonces, Anderson propuso tranquilamente cruzar el lago subterr neo...de s bito, se hizo un silencio sepulcral...