En septiembre de 1842, cuando todav a no dan paso las nieves que se acumulan durante el invierno sobre la areta central de los Andes, un grupo de viajeros pretend a desde Chile atravesar aquellas blancas soledades, en que valles de nieve conducen a crestas colosales de granito que es preciso escalar a pie, apoy ndose en un b culo, evitando hundirse en abismos que cavan r os corriendo a muchas varas debajo; y con los pies forrados en pieles, a fin...