Los miasmas y efluvios de la leyenda de Jack se esparcieron por el bosque y se instalaron en el roc?o de los helechos que viven en los acantilados, en los p?talos de las flores venenosas, en la pelambre de las bestias feroces, en los o?dos de los pobres y las pesadillas de los nobles; y en la escarcha salada que sal?a de los ojos de la princesa Anael. No hay reino sin leyendas, pero s? hay leyendas sin reino. Linda Pag?n Pattiserie...