Fue un placer para el doctor Watson verse de nuevo en la descuidada habitaci n del primer piso de la calle Baker, que hab a sido el punto de arranque de tantas aventuras extraordinarias. Mir a su alrededor, fij ndose en los mapas cient ficos que hab a en la pared, en el banco de operaciones qu micas comido por los cidos, en la caja del viol n apoyada en un rinc n y en el recipiente de carb n, donde se guardaban en otro tiempo las pipas y el tabaco...