Aquel hombre estaba solo en la oscuridad de la noche. Caminaba con paso de lobo entre los bloques de hielo almacenados por los fr os de un largo invierno. Su pantal n fuerte, su khalot, especie de caft n rugoso de piel de vaca, su gorra con las orejeras bajas, apenas le defend an del viento. Dolorosas grietas resquebrajaban sus labios y sus manos. Los saba ones mortificaban sus dedos. Andaba a trav s de la oscuridad profunda, bajo un cielo cubierto...