Cuando la doctora Olga Lattarulo a quien conoc? hace muchos a?os haciendo periodismo en Per?, me pidi? en un l?gubre mortuorio infectado de COVID-19 y frente al cuerpo sin vida de su hermano, el doctor Gerald, que la ayudara a escribir la historia de su vida, me sent? halagado, pero al mismo tiempo triste. Porque jam?s podr?a olvidar el rostro de mi amigo Gerald en una camilla, envuelto en una bolsa negra, atrapado por el COVID-19. Con su hermana...