Una manera de aprender a ser una mujer de Dios es seguir el ejemplo de las grandes mujeres de la fe. Compartimos las mismas esperanzas y podemos reclamar las mismas promesas que las mujeres de la Biblia, porque Dios es el mismoayer, hoy y para los siglos. En las Escrituras, tenemos la oportunidad de descubrir c mo Dios ha obrado en y por medio de mujeres ricas y pobres, amadas y no amadas, de buena y de mala reputaci...