La sala en la corte se mantuvo en silencio despu s de las palabras de Mar a. Hasta el juez se mostr afectado despu s del discurso. Richard se sent sin cambiar la expresi n de su cara. Tuve que respirar profundamente y enfocarme en el perd n. No ten a opci n, mir hacia arriba y le ped a Dios que me acompa ara y me diera fuerzas. Mir a mi hija y esposa paradas a mi lado y record que ten a un coraz n. Volv a respirar profundo y me gir hacia Richard...