Esta amable carta, de una antigua empleadora, me fue entregada estando yo agotada y desanimada, tras una b squeda infructuosa de un puesto como el que hora me ofrec an. Estaba tan interesada que me apresur a salir de nuevo, con la esperanza de que nadie se me anticipara con los Carruth. Hecha de un imponente bloque de granito, la casa se levantaba en una tranquila plaza del West End que ten a su propio peque o parque, donde hab a una fuentecita y...