La ciudad, como tropo, no solo ha sido un artificio po tico para creadores que cincelan la imagen y la palabra, sino que ha llegado a ser un refugio que aparece y desaparece con total dependencia del receptor. Mismo que, gracias al encanto sensorial vive --quiz se desvive-- por espacios que gozan de infinito detalle como el que ofrece en su estructurada ciudad en reversa Carpentier, o posiblemente, lo opuesto que se recrea en los pasadizos de...