Nuestras vidas son como objetos que se precipitan por el tiempo, colisionando constantemente con circunstancias o situaciones cambiantes que nos env an r pidamente a nuevas trayectorias: nuevos caminos. El cambio, sin embargo, no tiene por qu ser una palabra negativa. Cuando confiamos en Dios, quien es soberanos sobre todo cambio, y le permitimos que nos dirija, el cambio llega a ser bueno. Y cuando estamos abiertos a la direcci n de l para...