Yo no sab& #237a, te lo juro, hasta d& #243nde pod& #237a empujar el carro. Simplemente me levantaba cada ma& #241ana, sin saber qu& #233 iba a ser de m& #237, y lo empujaba. Un poco m& #225s. Siempre un poco m& #225s, sin saber si llegaba o no llegaba. Sin sbaer nada, le dice una noche en Par& #237s Garc& #237a M& #225rquez a Plinio Apuleyo Mendoza, su compatriota y amigo de toda la vida. Extra& #241a confidencia que resume la aventura humana relatada...