A veces hay que ser un rayo de luz y aprender a deslizarse. El cuerpo a trav s del canto va tejiendo su propia ep steme, que ya no es una idea formal sino una peque a casa tejida con sudores, espantos, derrotas, amores y dulzor. A veces los rayos de sol son los llamados a permear un mundo nuevo con su sinuosa corporeidad. Ser animal y ser la aurora en ese instante es una misma cosa. Sed de sentidos que vamos arrastrando para fabricar un horizonte...